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Comunicación con Julia. Mi camino a casa

Julia es una nena perro rescatada, llego de manera inesperada y sorpresiva al que ahora es su hogar. Julia es una nena que llego a traer mucha energía, amor, y protección a su nuevo hogar. Cuando recién llego a su nueva casa, era muy temerosa y a al mismo tiempo siempre estaba a la defensiva. Tenía mucho miedo de los hombres, con ello quiero hacer referencia a hombre como género masculino, sintiéndose más en confianza con las mujeres. Julia ya ha estado en su nuevo hogar por unos 4 años. En la comunicación de hoy Julia nos habla de su infancia, de cómo fue rescatada y cómo se siente de tener un nuevo hogar.



Empiezo a comunicarme con Julia, la siento muy atenta esperando a platicar conmigo, es una mezcla de amor, alegría y respeto lo que siento.


Hola Julia hoy me estoy comunicando contigo porque quiero saber de tu infancia, ¿Cómo fue que llegaste a tu nueva casa? y ¿Cómo te sientes en este tu nuevo hogar?


Julia me enseña que estaba como en un callejón abandonado que tenía basura, le pregunto ¿Qué es eso?, ¿Qué significa?


Julia. - Es el lugar donde me dejaron.


Patricia. - ¿Quién te dejo?


Julia. - Yo vivía en un departamento, tenía una cama y juguetes, yo pasaba mucho tiempo sola, solo comía una vez al día y no me hacían mucho caso. Vivía con una pareja, la que era mi humana era un tanto fría y el esposo tenía problemas emocionales. Fui un regalo de perdón como para fortalecer la relación (del esposo hacía la mujer). No eran muy afectivos conmigo, pero no me faltaba nada.


Simplemente un día me sacaron de la casa me dieron al señor de la basura, le dijeron que podía venderme y podía sacar dinero de eso (refiriéndose a mi), que ya no podían tenerme. Llegue a un grupo de pandilleros y de drogadictos. El señor de la basura me dejo en la basura y me recogió un chico sin oficio ni beneficio, me dijo que me iba a enseñar como ser de la colonia, me golpeo a patadas y con la escoba.


Me querían como carne de entrenamiento para perros de pelea, pero era demasiado bonita para eso, pensaban que podían sacar dinero si me vendían. La única comida que tenía era de la basura y sobras en calle o casa y algunas veces me daban croquetas, pero de gato o conejo.


Vivía con miedo, pero estaba aprendiendo a defenderme, detrás de esa violencia hay mucho miedo, aprendí a ser de barrio. No era la primera vez que pasaba por esa calle (haciéndose referencia de la calle donde fue rescatada). Era como un juguete, tenía hambre y sed y cansancio.


Patricia. – (Julia fue rescatada de la calle, porque la dejaron amarrada a un zaguán) ¿Cómo te dejaron en la calle en esa casa amarrada?


Julia. - Me sacaron de donde vivía era de madrugada, era para hacer negocios me usaban de carnada. La verdad no se si me dejaron amarrada ahí por casualidad o porque sabían que me iban a rescatar. Ahora sé que nada es casualidad, pero llegue ahí. Tenía miedo, hambre, sed cansancio y tristeza, más que nada tenía miedo, me iban a matar otros perros. Me dejaron amarrada estuve esperando tiempo y alguien se asomó a la ventana de la casa, me vio y salió por mí, pero antes verifico que no hubiera nadie y me metió a la casa. Ella me hablo con dulzura y me acogió. Creo que fue la primera vez que sentí el amor que da un humano. Había un joven, era alto de otro tipo de persona, pero la mujer me tenía como un bebe pequeño. Había olor de otros perros, pero nunca hubo el olor de abandono hacia un animal. Ella quien me rescato era diferente, ella tenía familia y nuca estuvo sola yo solo tenía a mi primera familia.


Patricia. – Julia ¿Sabes por qué te regalo tu primera familia?


Julia. - Si, por la llegada de un bebe y era mucho trabajo y podía enfermar al niño. Sentí que cuando me dieron descansaron de mí.


Patricia. - En la casa donde te recibieron ¿Qué paso?


Julia. - Me deje ir, confíe y me solté, comí poco. Pero hubo mucho movimiento, llegue y la gente estaba emocionada, como si fuera un bebe nuevo, me decían cosas lindas y me chiqueaban. Pero ahí no era mi casa, mí ultimo hogar.


Me llevaron a la que es mi casa, me presentaron. La casa era muy amplia y olía a snoff. Había una perrita como yo con ellos, pero muy diferente. Ella muy elegante y distinguida. Llegue con miedo, había una energía femenina cálida y otra vez la energía de los hombres. La casa era bastante callada. Al finalizar la tarde supe que no me llevarían con ellos y estaría ahí. Otra vez la herida del abandono surgió, surgió el miedo, pensaba por favor alguien ayúdeme, no se me acerquen, ¿Qué van a hacer conmigo?


Mi hermana mayor (haciendo referencia a la otra perrita) no sabía que pasaba y me veía, pero ella decía que ella era de ahí, que no me causarían ningún daño. Tenía miedo, no sabía lo que pasaba, la dulzura de la primera mujer me había dejado y ahora estaba en otro lado un tanto vacío y quieto. Tenía miedo, pero una vez más la energía de la mujer me rescato y la energía del hombre fuerte me acogió, me protegió y me resguardo.


Los primeros días fueron difíciles no sabía lo que pasaba, o si iba a estar ahí por mucho tiempo, pero me protegían, me necesitaban y yo a ellos. Ellos necesitaban protección y yo se las di. Yo necesitaba protección y ellos me lo dieron.


Los primeros días fue de descubrir, de oler y conocer la casa. Había olores de muchas personas que con el tiempo se van perdiendo, hablo de los olores que van desapareciendo. Empecé a ver cómo era el día a día, empecé a explorar y hacerme mi espacio a confiar.


Sentí energía para hacer cosas sin miedo, sentí energía para explorar y hacer travesuras, sabía que lo que había aprendido en el barrio podría ayudarlos, a mover esa energía tan snoff, traer nuevos aires. Poco a poco me fui integrando, a veces soñaba con el pasado muy al principio, pero después me di cuenta de que estaba en una fortaleza y que no me iba a pasar nada.


La comida es un tema importante en esa casa, a todas horas hay comida y en todos los lugares. Como mi comida y la que no es mía y la que dejan y la que no. Pude sentir que podía estar en todos lados y me respetaban que estuviera ahí.


Recuerdo que he regresado a la casa donde me rescataron y vuelvo a mi fortaleza, estoy segura de que no me van a dejar y que ahora tengo muchos humanos que ven por mí. Estoy dentro de una familia que su vez tiene una familia. Poco a poco me he dado cuenta de que hay más familia y conocí a la familia entera, hay veces que se quedan y otras que se van.


Patricia. - ¿Cómo te sientes viviendo en tu nueva casa?


Julia. - Que, ¿Cómo me siento viviendo aquí?, es una alegría, soy muy feliz, pertenezco. Soy libre, estoy protegida y tengo compañía. Mi humana depende mucho de mí, como yo de ella. Nos necesitamos mutuamente, ella necesita sentirse protegida y yo la protejo. Todo el tiempo debe de saber dónde estoy y que estoy haciendo. Mi humano lo respeto, pero sé que mi hermana mayor y el tienen un vínculo muy grande. Mi otra humana es mamá soltera de mi hermana menor, la respeto mucho, aunque a veces está en las nubes y en su cabeza. Mi hermana menor es un pan literalmente, somos buenas amigas y nos acompañamos en esta etapa y la disfrutamos. Yo la cuido.


Patricia. - ¿Qué podrías decirnos bajo tu experiencia, ¿Cómo es el que te rescaten y tener una familia?


Julia. – Saben, es quitarse un peso gigante de tu ser, saben, es vivir sin miedo, vivir sin hambre, vivir sin estar alerta. Cuando un perro no puede dar sus dones es que están bloqueados por otras emociones, sentimientos y sensaciones, como lo es el miedo, la lucha por sobrevivir, el hambre y precaución. Los perros tenemos una misión que dar con ustedes los humanos, somos sus compañeros y en algunos casos hasta sus guías. Pero no podemos dar lo que venimos a darles si ustedes proyectan en nosotros sus heridas.


Patricia. - ¿Qué pasa cuando rescatas a un animal en situación de calle y le das un hogar?


Julia. - Rescatas una vida, deja de haber sufrimiento, violencia, hambre, lucha. Deja de existir esa energía en un lugar y se convierte en la energía que tú necesitas, amor incondicional, compañía, soporte, alegría, movimiento, sanación, protección.


A mí no me falta nada, estoy contenta donde estoy, porque lo tengo todo y los humanos también lo tienen todo, pero ellos no lo pueden ver. Los humanos no entienden que lo tienen todo al tenerse a ustedes mismos.


Patricia. - ¿Quieres decirles algo a tus humanos de compañía?


Julia. - Yo encontré el tesoro al final del arcoíris, pero es que también tengo el arcoíris. Sonríe.


Dile a mi humana de compañía que nunca la dejare y siempre estaré al tanto de ella. Que, aunque estoy lejos de ella, sé donde está por su olor. Dile a mi humano de compañía que me ha enseñado la gentiliza y fuerza del hombre y la protección. Dile que también lo protejo. Dile a mi otra humana de compañía que estoy segura de que las cosas van a cambiar y podrá encontrar su camino que yo también la protejo, pero ella tiene otra protección que es mi hermana menor.


Los perros en situación de la calle absorbemos su energía, hacemos una gran labor por ustedes los humanos, porque absorbernos la energía que dejan, desde energía de agresividad, dolor, sufrimiento y la cargamos con notros y luego la descargamos. Véanos como lo que somos, sus compañeros incondicionales en este viaje que estamos haciendo.


Patricia. - ¿Por qué crees que llegaste a este nuevo hogar?


Julia. – Que, ¿por qué llegue a esta casa? porque tenía una misión que cumplir y la estoy haciendo. Nuestras almas se pidieron y así fue como llegue.


Patricia. - Hay algo más que quieras decirnos o comentar de lo que sucede cuando un perrito sale de situación de calle o es rescatado.


Julia. - Cambia la energía, ayudas a que este mundo sea un mundo mejor.


No es recomendable recordar el dolor del pasado, pero quise hacerlo para dejar saber como cambia la historia, sé que esto llegara a muchos y por ello lo he recordado, pero deben de saber que los perros dejamos atrás el pasado, el dolor, es un mal sueño y estamos en el aquí y en ahora para ustedes y por ustedes.


Con amor Julia.


Termina la comunicación con Julia. Agradezco enormemente a los humanos de compañía de Julia que me permitieron compartir esta publicación. Agradezco enormemente a Julia que nos quiso comunicar su vida en el pasado.


Patricia de Lourdes

GaiaConexión

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